"Chocó no tuvo velas en ese entierro"

Roberto Antonio Monsalve puede ser uno de los habitantes con más experiencia de Medellín. Tiene 95 años y son pocas las arrugas que le adornan. Le “sacó buena ganancia” a la vida porque es el papá de 18 hijos, quienes le han ayudado a superar las dificultades que se le presentan.

Pero no todo “es color de rosa”; cuatro de sus hijos los regaló su última esposa en el corregimiento de Belén de Bajirá y no los ha podido encontrar desde ese entonces. Ha tratado de buscarlos pero una de sus piernas le está fallando desde que se cayó por una fruta de mango mal ubicada.

Él vive en Manrique pero nació en Yarumal. Ha superado muchas batallas y eso lo ejemplifica que trabajó varios años como soldado. Aunque dice que tiene orden de captura del cementerio sueña con encontrar a sus hijos. A cada uno lo conoce a la perfección y está guardando amor para los que están ausentes.

Con sus manos temblorosas y un pie cojo vino a apoyar a la Gobernación de Antioquia en su misión de recuperar a Belén de Bajirá. Si quedan como parte del Chocó, el dolor sería doble, “si no los encontré estando en territorio antioqueño, en otra parte menos lo voy a lograr”. Lo único con lo que se ha conformado durante estos años es que están en Antioquia y al menos las montañas, el himno y la sangre pujante los unen. Puso su firma por los bajireños en los que se incluyen sus cuatro hijos.

Fue agricultor toda la vida y en esas andanzas varios de sus compadres se fueron a probar suerte en Belén de Bajirá. Cuando ellos llegaron lo único que había eran montañas. Pero el territorio era bueno para cultivar y por ello se marcharon. No los volvió a ver y la última vez que habló con ellos fue cuando llegó el primer teléfono a este corregimiento. Afirma que su mayor dolor es que Chocó “no tuvo velas en ese entierro”, porque nunca puso nada y su única relación con ese territorio fue el de ser vecinos. Roberto comenta que gastará sus últimos pasos recogiendo firmas para que esta comunidad siga siendo de Antioquia. Ni la enfermedad lo limita a cumplir sus sueños. Él por sus años es el mayor doliente por esta decisión.

Tiene mucho amor para dar y eso no solo lo confirma su número de hijos, sino el cariño que le tiene a Antioquia. Nunca se ha movido de este territorio y tampoco desea hacerlo. “A mí que me entierren aquí con el escudo de Antioquia”. Roberto es uno de los hombres más patriotas que he conocido y cómo dudarlo sabiendo que su familia puede ocupar gran parte de este departamento.

Toda su experiencia es antioqueña. La mitad del corazón lo tiene en Belén de Bajirá, pero lo va a ir a buscar cuando se le cure la pierna que le está fallando hace tres años. Lo que si no va a perder es la esperanza, no tiene miedo por recuperar lo que le pertenece. Si algún día perdió a sus hijos no le va a pasar dos veces. Yo los tuve en Antioquia y al menos les voy a dejar esa herencia.

Escrito por: Érica Yasmín Zapata Vásquez
Revisó: Jorge Alberto Velásquez
Medellín, 23 de junio de 2017