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Salgar entre la tristeza y la esperanza

  • • En Salgar la tragedia de la Liboriana, deja retos de vida que impulsan a sus habitantes a seguir adelante.
  • • Érica Tatiana Moncada Arias, encontró en su hija el motor para continuar con su vida y con la entrega de su casa, motor para sobreponerse al dolor.

“Uno nunca olvida. Pero el tiempo si le ayuda a disipar el dolor y la pena de los seres que ya partieron, pero uno nunca olvida”, dijo entre lágrimas Érica Tatiana Moncada Arias, habitante del sector La Margarita en el municipio de Salgar, afectado hace un año por una avenida torrencial que cobró la vida de 98 personas.

Esta mujer de 28 años explicó que en su cotidianidad y a pesar del tiempo transcurrido entre la trágica madrugada del 18 de mayo hasta hoy, hay días muy difíciles. “Todos los 18, el recordar las fechas de cumpleaños de ciertas personas que uno apreciaba. Pero aquí estoy y aquí sigo con la ayuda de Dios”.

Aunque ella, no perdió miembros de su círculo familiar inmediato, no deja de recordar. “Yo vivía con mi hija y al lado mis padres pero gracias a Dios y afortunadamente de mi casa no faltó ninguno. Pero te puedo decir que hubo familiares que se fueron ahí, y personas que realmente de sangre no eran nada conmigo pero que yo las tengo presentes como si fueran parte de mí. Porque fueron personas que crecieron conmigo, que me cargaron cuando yo estaba pequeña, o sea personas de toda la vida”.

“Para mí, hay días muy difíciles. Es que nosotros podíamos decir que todos éramos una familia. Entonces el extrañar no es a una o a dos personas, es extrañar a todo mundo”, reiteró la joven mujer.

Érica Tatiana ha sabido sobreponerse a la tragedia y al dolor, gracias a su hija de 11 años a quien califica como el motor de su vida. “Ella es mi motor para continuar y seguir luchando. Es muy triste los que ya se fueron pero gloria a Dios los que quedamos. Yo digo que por algo Dios nos dejó aquí y la lucha sigue en pie hasta que Él lo permita”.

Con emotividad cuenta que el 18 de mayo de 2015, ella y su hija vivían al lado de la casa de sus padres. Ambas viviendas quedaron totalmente destruidas por la fuerza de las aguas de la quebrada La Liboriana y hoy están a la espera de recibir una vivienda unifamiliar nueva en el proyecto La Pradera.

“Tenemos una ilusión inmensa de saber que vamos a recibir nuestra casa”. Con lágrimas en los ojos y con la voz entrecortada dice: “nos llena de una emoción inmensa y aunque sabemos que las personas que amamos ya partieron, también sabemos que no están con nosotros físicamente pero siguen estando en nuestras mentes y en nuestros corazones. Porque así como la avalancha marcó mi vida y la de mucha gente, esto de recibir la casa también marca el resto de mi vida”.

Insiste en que no ve la hora de tener las llaves de su vivienda y sobre todo de tener en sus manos la escritura que indique que esa casa es de su propiedad. Érica Tatiana no deja de imaginar el momento en que esa se convierta en su nueva realidad. “Allá vamos a estar más tranquilos porque las viviendas están retiradas de La Liboriana. Para mí será un comienzo, una vida nueva”.

Agregó que tiene sentimientos encontrados “es la felicidad por un lado y la tristeza por el otro”. Aunque los que se fueron no dejan de estar en sus recuerdos, siente un profundo agradecimiento con las instituciones y las personas que le han aportado para vivir nuevos momentos y nuevas esperanzas. “Y cómo te digo, seguir luchando, seguir luchando. Gracias a Dios estamos vivos, tenemos salud y como decimos los paisas: pa´ delante es pa´ ya”.

Gobernación de Antioquia
Oficina de Prensa
Medellín, 16 de mayo de 2016

 

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