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Belén de Bajirá ancestral

“Estamos cansados de darle vueltas al cielo, asentémonos aquí”, estas fueron las palabras que se escucharon entre las montañas de uno de los municipios de Antioquia en el año 1950. “Es un buen territorio para nuestra familia, qué bonito es este paisaje”, comentaron cuatro indígenas Emberás que se habían dedicado toda la vida a ser nómadas.

Hemeregildo Chakiarma era el líder de esta comunidad y quien poseía la sabiduría para elegir un territorio sano, productivo y amable con sus creencias. Ciudad Bolívar fue el lugar seleccionado y aunque lo único que se veían era árboles y animales, eso fue lo que más los cautivó.

Cuando llegaron, sus pertenencias no superaban un par de pantalones, algunas chaquiras que lucían en el cuello donde hacían alusión a Jaibaná y siete semillas de plátano para cultivar.

No tenían luz, un centro de recreación, escuela ni mucho menos un techo. Sin embargo, ellos eran felices porque poseían lo más importante: el territorio, o como mejor lo llaman ellos, “la pacha mama”.

Poco a poco la Gobernación de Antioquia hizo de esta tierra lo mismo que ocurrió en Belén de Bajirá, solo que con 20 años de diferencia. Prendió el primer bombillo, construyó las viviendas de esta comunidad y ahora trabaja para mejorar la escuela del resguardo.

“Un pueblo sin territorio está condenado a la extinción”, es la frase que reitera Pedro Manuel González, descendiente de esta tribu indígena que con el tiempo recibió el nombre de: Resguardo Hemerelgido Chakiarma en honor al líder que de cero levantó esta familia. Pedro asegura que Antioquia tiene alguno muy bonito en su escudo y son las montañas verdes que permitieron conservar a toda su familia indígena. Cree que las que están plasmadas allí son las mismas en las que él y sus cuatro hijos viven ahora. “Antioquia siempre piensa en nosotros”, comentó.

Muchos kilómetros separan esta comunidad indígena de los habitantes de Belén de Bajirá pero la historia es compartida. La naturaleza les ha indicado que “estos hermanos” están perdiendo lo que ellos algún día consiguieron con tanto esfuerzo.

Viajaron tres horas en chiva con sus firmas para que sus vecinos bajireños no se extingan, porque aseguran que perder el territorio es el peor castigo que puede recibir un ser humano. “De ahí que digan que el infierno está en la tierra”, afirmó.

Según este líder indígena, Belén de Bajirá es ancestral y, por eso, trajeron sus firmas y se vinieron con toda la familia. Con sus oraciones pedirán que este corregimiento de Mutatá siga siendo de Antioquia.

Esperan que de nuevo entre las montañas se escuche un grito como el que Hemeregildo dijo cuando por primera vez pisó esta tierra, pero que ahora se escuche: “Belén de Bajirá seguirá siendo de Antioquia”.

Escrito por: Érica Yasmín Zapata Vásquez
Revisó: Jorge Alberto Velásquez
Medellín, 23 de junio de 2017

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